FACEBOOK, LA RED SOCIAL DE CADA DÍA

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Mil millones de «facebookenses»

La red social anuncia que el pasado septiembre alcanzó la cifra de mil millones de usuarios, de una edad media de 22 años. Si fuera un país, sería el tercero más poblado del mundo.

Facebook alcanzó un hito histórico el pasado 14 de septiembre, al llegar a los mil millones de usuarios activos en su plataforma, una marca que la certifica como la red social más importante de las surgidas en internet. Lo ha anunciado hoy en una nota el propio Mark Zuckerberg, fundador de la empresa: “Si estás leyendo esto: gracias por darme a mí y a mi pequeño equipo el honor de servirte. Ayudar a conectarse a mil millones de personas es increíble, agradecido y de lejos la cosa que más orgulloso me hace sentir en mi vida”.

Zuckerberg aprovechó esta circunstancia para actualizar algunos de los datos que describen la mayor red social del mundo. Facebook, que gusta de compararse con países reales, solo sería superado en población ahora mismo por China e India. La media de edad de estos mil millones de facebookenses es de 22 años, uno menos que en julio de 2010, cuando alcanzó los 500 millones de usuarios. En enero de 2006, con 25 millones, la media era de 19 años. Un año y medio después, al doblar esa cifra de usuarios, la edad media se disparó hasta los 26 años.

En aquella época, hace un lustro, los países más conectados a Facebook eran Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá y Turquía. De ese quinteto de países con más usuarios solo queda Estados Unidos y el inglés ha perdido su hegemonía: por cantidad de internautas conectados a esta red triunfan México, Brasil, India e Indonesia.

Desde que se puso en marcha el servicio para compartir fotos en 2005, se han subido más de 265.000 millones de fotos, de las que sólo quedan 219.000; el resto las han borrado los usuarios. Y los famosos “Me gusta” se cuentan por más de 1,13 billones desde febrero de 2009. Más de la mitad de los conectados, 600 millones, lo hacen a través del móvil. A Facebook, que cuenta con casi 4.000 trabajadores, entran a diario unos 550 millones de usuarios. Cuatro de cada cinco lo hacen desde fuera de Estados Unidos y Canadá.

Fuente: Materia

Renuncia a la propia privacidad

En sus ocho años de historia, Facebook ha convertido la renuncia a la propia privacidad en la clave de su éxito y la base de su negocio. En todo este tiempo ha tenido varios encontronazos con las autoridades de protección de datos. Casi cada una de sus nuevas funcionalidades bordeaba alguno de los artículos de nuestra Ley de Protección de Datos. Paradójicamente, ha tenido que ser un falso fallo el que muestre los riesgos de una creación en la que han participado casi mil millones de personas.

El lunes por la tarde un periódico francés lanzaba la noticia de que los viejos mensajes privados aparecían ahora a la vista de todos en Facebook. Inmediatamente, otros diarios tan respetables como Le Monde repetían la misma historia. A media tarde, blogs estadounidenses como TechCrunch replicaban el asunto. Desde Estados Unidos, regresaba a Europa, con varios periódicos españoles dando como cierta la información. La histeria se extendió entre buena parte de los más de 950 millones de usuarios de la red social.

Todo ha sido una falsa alarma, al menos si se hace caso a lo que explicó ya en la noche del lunes un responsable de Facebook. En un comunicado, aseguraron que todo se debía a un error de interpretación de los propios usuarios. “Nuestros ingenieros han investigado los avisos y han comprobado que los mensajes eran viejos post en el muro que siempre habían estado a la vista en la página de perfil del usuario”, explican.

Hasta 2009, año de la gran explosión de Facebook, no existía la posibilidad de enviar mensajes privados a otro usuario. Lo que se hacía era escribir comentarios de muro a muro. Son esos textos los que ahora aparecen en el nuevo perfil de Facebook, lo que en Estados Unidos llaman timeline. Desde finales del año pasado, la red social ha estado desplegando su nueva página, despliegue que precisamente han generalizado estos días en Francia, origen del rumor. En el nuevo perfil, basta con navegar por la línea temporal para ver todo el contenido publicado años atrás, incluídos aquellos mensajes.

Para el profesor del IE Business School y bloguero Enrique Dans, el tema cumple todos los requisitos para dotarse de una elevada viralidad: “Tiene lugar en un entorno comunicativamente hiperactivo, es empático (lees que le ha pasado a otros y automáticamente te preocupas por si te ha pasado a ti), y está formulado de una manera neutral y objetiva. Es lógico que estalle, aunque sea falso”. A Facebook, que apenas tiene representación en Europa le está costando explicar que ha pasado. La agencia de protección de datos francesa, la CNIL, ha citado a sus directivos para aclarar el asunto y, hasta la propia ministra gala de Economía Digital, Fleur Pellerin, ha dicho que sus explicaciones “no son muy convincentes”.

Partiendo de que todo sea un error de los propios usuarios, incapaces de recordar en que contexto escribieron un comentario hace cuatro años, “es indudable que los sucesivos cambios de interfaz y políticas de la compañía han contribuido a un cambio en nuestra concepción de la privacidad que nos lleva a que cosas que antes publicábamos con toda naturalidad en el muro de Facebook de un amigo (porque en Facebook había menos usuarios, porque el muro de Facebook de una persona solo lo leían sus amigos reales, y porque sencillamente mucha gente no lo sabía usar bien) ahora nos parezcan mensajes personales que se han escapado de su entorno privado, cuando en realidad nunca fueron privados como tales”, sostiene Dans. Y en esa transición, añade, “hay algunas cosas que no ha sabido explicar de la manera adecuada y para todos los públicos”.

Un largo historial de problemas de privacidad

Facebook lleva en su ADN el fin de la privacidad tal como se entendía en el mundo físico. Desde el mismo momento en que exige que los usuarios den sus datos reales, empieza la renuncia. Con el tiempo tuvo que habilitar un mecanismo de círculos concéntricos para que los usuarios pudieran decidir que personas podían leer sus actualizaciones. También tuvo que recular con la función de etiquetar a los amigos en una imagen, avisando a los que aparecían en ella por si querían bloquear su publicación. Una de sus últimas ideas fue la del reconocimiento facial, herramienta que la semana pasada decidió desactivar en Europa tras un acuerdo con las autoridades de protección de datos europeas. Lo último, que acaban de lanzar en Estados Unidos, es la invitación a los usuarios a denunciar a los amigos que usen pseudónimos.

Con todo ese historial, ¿no es paradójico que, habiendo renunciado a buena parte de la propia privacidad participando en redes como Facebook, ahora nos rasguemos las vestiduras? El sociólogo y director de Marketing de Nethodolo.gy, Víctor Gil, no lo ve así. “Una cosa es la sobreexposición controlada de nuestra privacidad y otra la privacidad en sí misma. En Facebook se utiliza el sistema de mensajería directa partiendo de la confianza de que el contenido de los mensajes es solo recibido por los destinatarios directos. Una difusión de los mismos podría tener consecuencias enormes, pues se revelaría información privada que el usuario ha decidido cautamente mantener en privado”. “De producirse”, asegura Gil,”Wikileaks sería recordado como una anécdota sin demasiada trascendencia. Si tenemos en cuenta que los escarceos amorosos con origen en Facebook son ya la principal alegación de divorcio en países como Reino Unido, nos podemos hacer una idea de lo que podría llegar a suceder si de pronto se revelaran los secretos y confesiones de casi mil millones de personas”.

Para Dans, el problema es que aún no se sabe muy bien cómo y para qué usar Facebook. “Es un fenómeno de difusión y adopción poco meditado, y con esto no quiero decir que sea malo, sino que tiene unas barreras de entrada tan bajas, que muchos de los que lo empiezan a usar no son conscientes de lo que hacen realmente. El desarrollo de Facebook se encuadra en un cambio de concepto fortísimo sobre la evolución de la noción de privacidad, cambio que si bien las generaciones más jóvenes han abrazado de manera entusiasta, las personas de más edad no han acabado de entender. Entenderlo no les haría, seguramente, dejar de usar Facebook, pero posiblemente sí utilizarlo de otra manera”.

Fuente: Materia

REVOLUCIÓN DE LA INTELIGENCIA

VISIONES DEL FUTURO
Extracto de la serie de 6 videos (Narrado por Michio Kaku y otros científicos e investigadores)

Hace tres siglos el gran científico inglés Isaac Newton escribió: “Tan sólo soy como un niño que juega en la arena mientras el océano de la verdad yace misterioso frente a mí” En la actualidad una vez más somos como niños jugando en la arena pero el gran océano de la verdad ya no es un misterio.

El físico teórico estadounidense, futurólogo y divulgador científico Michio Kaku, asegura que el descubrimiento de las leyes fundamentales de la naturaleza en el siglo 20 abrirá posibilidades sin paralelo en el siglo 21. Estamos haciendo la transición histórica de la era de los descubrimientos científicos a la era de un dominio científico en la cual seremos capaces de manipular y moldear a la naturaleza casi según nuestros deseos.

En las próximas décadas la ciencia nos permitirá crear y manipular la inteligencia casi a nuestra voluntad y su dominio nos permitirá crear nuevos mundos. La posibilidad de crear máquinas inteligentes nos permitirá rediseñar nuestras propias mentes.

El crecimiento exponencial del poder de las computadoras transformará radicalmente toda la civilización humana. Para el 2020, la inteligencia estará en todas partes, prácticamente en cada objeto, a esta circunstancia los científicos la llaman: COMPUTACIÓN OMNIPRESENTE. En pocos años los microprocesadores serán tan económicos que estarán en cada artículo que compremos. Tendremos redes invisibles en nuestras paredes, en nuestro mobiliario e incluso en nuestra ropa.

Computadoras portátiles cuidarán permanentemente de nuestra salud, será como llevar en nuestra ropa a un médico las 24 horas del día. Pero quizá el impacto mayor suceda cuando la inteligencia omnipresente converja con otra tecnología de rápido crecimiento: La Internet.

El incremento sin precedentes en la comunicación en línea, Facebook, MySpace y la mensajería instantánea están cada vez más presentes en la vida cotidiana. La realidad virtual surge como un fascinante mundo repleto de avatares que se desenvuelven autónomos sin las limitaciones del mundo real. Juegos en línea como Second Life nos permiten crear mundos donde todo es posible y donde nos podemos reinventar a nuestro antojo infinitamente.

Se estima que para el 2020 habrá un completo universo tridimensional en el ciberespacio con países y gobiernos virtuales. Escuelas y universidades virtuales, propiedades y mercados de valores virtuales, familias y amigos virtuales. La realidad virtual será cada vez más como la verdadera realidad pero con la ventaja de que podremos compartir un espacio de realidad virtual con alguien que vive a cientos de kilómetros. La realidad virtual será el lugar donde se puedan vivir todas las fantasías inimaginables. La interface de la realidad virtual en un futuro podrá integrarse en el propio cuerpo humano.

Esta condición multifacética de la identidad que nos confieren las redes sociales ¿podría alterar nuestro propio sentido de identidad? Una pregunta obligada frente al expectante territorio del ciberespacio.

La realidad virtual y la computación omnipresente son sólo los primeros pasos del dominio de la inteligencia artificial. A medida que avanza el siglo 21, la inteligencia artificial revolucionará nuestras vidas de una forma aún más radical. Significará un salto evolutivo que desafiará profundamente la condición humana. En la segunda mitad del siglo 21 entraremos en nuevos dominios, pasaremos de ser creadores de inteligencia artificial a ser creadores de máquinas inteligentes. Máquinas que competirán con la inteligencia humana y probablemente hasta la excedan. Esto significa que un largo y anhelado sueño futurista podrá hacerse realidad.

Actualmente las máquinas provistas de inteligencia artificial especializada, controlan gran parte de nuestras vidas, de nuestra sociedad y de nuestra economía. Cada vez se diseñan más máquinas para pensar por si mismas, tal es el caso de los robots modulares llamados Súper Bots. Cada módulo necesario puede convertirse en un cerebro para controlar a los otros y pueden detectar en que parte del cuerpo se encuentran. Estos son sólo prototipos, la próxima generación de Súper Bots serán capaces de evaluar su ambiente de forma independiente y elegir por si mismos una forma más adecuada.

En un futuro se podrá lograr que los robots hagan diferentes tareas en diversos ambientes. Pero aún hay grandes obstáculos que limitan la habilidad de los robots para pensar y actuar con autonomía. En primer lugar el reconocimiento de objetos y el entendimiento de lo que escuchan puede ser una limitante que está a punto de cambiar. En el Instituto Tecnológico de Massachusetts crearon una máquina con la habilidad de reconocer objetos y lo lograron combinando la informática con la neurología. Si entendemos cómo trabaja nuestro cerebro y cómo actúa nuestra inteligencia, podremos ser capaces de recrearla en una máquina. La inteligencia emocional es la vanguardia de la inteligencia humana, así que los robots deberán aprender a diferenciar entre lo que es “bueno” y lo que es “malo”.

Con la evolución de ambos, la inteligencia y la habilidad de las máquinas para navegar en nuestro mundo existe la probabilidad de éstas pudieran escapar del control humano. Incluso, hay una gran posibilidad de que las máquinas llegaran a ser más listas que nosotros. Esto nos hace considerar dos escenarios: El escenario optimista que plantea que las nuevas máquinas superhumanas sean gentiles y nos traten como mascotas. Y el escenario pesimista es que no sean tan gentiles y nos utilicen como alimento (todos fundamentamos nuestras esperanzas en el primer escenario) La amenaza de robots autosuficientes que se vuelven contra los humanos ha sido un tema recurrente de la ciencia ficción.

Siempre que Hollywood nos muestra a los seres humanos en conflicto con los robots, suele haber cierto equilibrio entre ambas partes porque Hollywood sólo nos muestra películas donde tenemos oportunidad de ganar. Lo importante es que nosotros podemos controlar el avance de la inteligencia de nuestros robots. Del mismo modo podremos elegir como creamos la inteligencia artificial y tenemos que estar seguros de que esa inteligencia nunca va a querer mejorarse a sí misma porque nunca va a querer atentar contra la vida inteligente.

Creo que dependerá de nosotros que tipo de máquinas inteligentes inventaremos, nosotros decidiremos la relación que tendremos con ellas y tendremos otra alternativa aún más compleja, tendremos la posibilidad de elegir el nivel de nuestra propia inteligencia. A medida que las máquinas se hagan más inteligentes podremos mejorar nuestras propias capacidades cognitivas e intelectuales, y esta es la ironía, mientras las máquinas se parecen más a los humanos, los humanos podrían parecerse más a las máquinas, de hecho eso puede representar el máximo estadio en el dominio de la inteligencia.

Unir nuestras mentes con las máquinas puede sonar como ciencia-ficción, pero ya está sucediendo. En la clínica Cleveland en Ohio los neurocirujanos implantan electrodos en los cerebros de pacientes con depresión crónica. La técnica se denomina Estimulación profunda del Cerebro o, EPC y se utiliza en pacientes con mal de Parkinson. La EPC también llamada marcapasos cerebral significa implantar un pequeño cable eléctrico en diferentes partes del cerebro, este cable emite pequeñas señales eléctricas y controla la actividad anormal del cerebro con conexiones que ayudan a mejorar la calidad de vida y la conducta del paciente.

Los implantes cerebrales tienen actualmente el potencial para tratar un amplio abanico de patologías en el futuro cercano. El uso de marcapasos cerebrales será cada vez más frecuente. Se utilizan en pacientes con epilepsia severa y en pacientes con síndrome de Turrell. Una de las fronteras siguientes será la de los pacientes con severo daño cerebral como en los derrames cerebrales y muy probablemente también en pacientes con autismo y Alzheimer y en otras tantas patologías neurológicas y psiquiátricas. Pero los implantes pueden hacer mucho más que reparar el cerebro, pronto los microprocesadores empezarán a aumentar su capacidad y a mejorarlo. Algunos científicos predicen que en el futuro tendremos un procesador de memoria que podrá almacenar archivos y optimizar nuestra memoria, nuestras capacidades cognitivas e intelectuales.

A finales de la década del 2020 casi todas las personas tendrán cierta cantidad de inteligencia no biológica dentro del cerebro. En la década del 2040 la parte no biológica de nuestra inteligencia será mucho más poderosa que la parte biológica. Nosotros como especie ya empezamos a colocar tecnología de procesamiento de la información dentro de nuestros cuerpos. Nos estamos haciendo más robóticos, al mismo tiempo nuestra tecnología se hace más biológica y creo que en los próximos 50 años tendremos robots con más componentes biológicos y gente con más componentes electrónicos. Así que ¿Dónde estará la gente y donde estarán los robots en 50 o 100 años? Es una pregunta muy interesante.

Estamos en los albores de una nueva era en la cual podremos literalmente ser capaces de cambiar la mente con tan sólo presionar un botón. Uno de los mayores problemas que tenemos en el siglo 21 es como relacionarnos con un mundo que está lejos de la realidad y como trabajamos nuestra conciencia al tener una realidad mejorada, teniendo gente en el mundo que no tiene acceso a nada. Todas las revoluciones tienen ganadores y perdedores, esta revolución no es diferente, pero creo que los grandes perdedores son las personas que no quieren involucrarse, ellos son los que descubrirán que estar alejados les traerá algunas consecuencias desagradables. Esta es una revolución en la cual no es una buena idea ser un testigo. En el pasado sólo éramos observadores de la inteligencia. Ahora, por primera vez en la historia humana en la revolución de la información podemos ser dueños de la inteligencia. Este dominio nos dará libertades y oportunidades sin precedentes, ya que tiene el potencial de enriquecer nuestras vidas más que cualquier cosa en el pasado pero también nos confronta con aspectos sociales que son fundamentales y con alternativas que tenemos que discutir en la actualidad.

Le resultará interesante ver esta serie de videos que plantean una verdadera revolución del futuro de la inteligencia.