EL MISTERIO DE ANTIKYTHERA
Tecnologia Antigua: El Mecanismo Antiquitera
En 1901 se halló un tesoro hundido en aguas de la isla griega de Antikýthēra. Resultó ser un antiguo mercante romano que transportaba, entre otras cosas, estatuas de mármol y bronce y monedas de plata acuñadas en Pérgamo. Gracias a estas últimas, se calculó que el barco, que probablemente se dirigía a Roma, naufragó entre los años 85 y 60 antes de nuestra era.
Los hallazgos reposan desde entonces en el Museo Nacional de Arqueología de Atenas (Grecia). Sin embargo, no fueron las esculturas ni las monedas las que en 2005 atrajeron al museo a un equipo de investigadores. Su objetivo era un artefacto de bronce contenido originalmente en un estuche de madera del tamaño de una caja de zapatos. El aparato, llamado mecanismo de Antikýthēra, pone en tela de juicio el concepto que se ha tenido sobre los adelantos científicos de civilizaciones pretéritas. De hecho, se dice que es “el mecanismo conocido más sofisticado del mundo antiguo”.
Pero ¿qué es? ¿Y por qué es tan relevante?
Un objeto misterioso
Al rescatarlo del fondo marino, casi dos mil años después de su hundimiento, se vio que el objeto misterioso estaba en muy mal estado debido a la corrosión y las abundantes incrustaciones: parecía una piedra mohosa. Con razón no recibió mucha atención al principio, sino que fueron las esculturas las que acapararon todo el interés.
Cuando un arqueólogo griego estudió el aparato en 1902, el mecanismo estaba en pedazos. Tenía engranajes de varios tamaños, con dientes triangulares perfectamente cortados. Se asemejaba a la maquinaria de un reloj, pero se descartó entonces la idea pues los mecanismos de relojería se habían generalizado hacía apenas setecientos años.
Un artículo sobre el mecanismo de Antikýthēra indica que “los historiadores no suelen atribuir a [la Grecia antigua] la invención de instrumentos científicos de precisión, con ruedas dentadas de metal organizadas de tal manera que fueran capaces de la transmisión del movimiento”. No obstante, se barajó la hipótesis de que fuera un tipo de astrolabio, aparato antiguo empleado para medir la altura de los astros y deducir la hora y la latitud.
Aun así, muchos discreparon diciendo que los engranajes eran demasiado complejos para un objeto de dos mil años de antigüedad y llegaron a la conclusión de que no era parte del cargamento original del barco hundido. Por otro lado, un investigador apuntó la posibilidad de que fuera la legendaria esfera de Arquímedes, planetario que describió Cicerón allá por el siglo primero antes de nuestra era. Este modelo mecánico reproducía los movimientos del Sol, la Luna y los cinco planetas que podían observarse a simple vista. Sin embargo, a falta de pruebas contundentes que lo desmintieran, prevaleció el planteamiento de que se trataba de un astrolabio.
Un examen más minucioso
En 1958 estudió el mecanismo Derek de Solla Price, doctor en Física e Historia de la Ciencia, quien llegó a la conclusión de que el instrumento se utilizaba para calcular las fechas de fenómenos astronómicos pasados o futuros, como la luna nueva. Se percató de que las inscripciones del dial frontal pertenecían a un calendario que marcaba los días, los meses y las constelaciones del zodíaco. Dedujo, asimismo, que el dial debió de tener manecillas que señalaran la posición de los cuerpos celestes a diferentes horas.
El profesor Price concluyó que la rueda de mayor tamaño reproducía el movimiento del astro rey y que un giro completo correspondía a un año solar. Si otra de las ruedas, acoplada a la primera, representaba el movimiento de la Luna, entonces la proporción entre los dientes de ambos engranajes tenía que reflejar las ideas de los antiguos griegos sobre los movimientos de la Luna.
En 1971, el profesor Price radiografió el mecanismo y logró confirmar sus teorías: el aparato era una compleja calculadora astronómica. Dibujó las hipotéticas funciones del mecanismo y publicó su trabajo en 1974. Escribió: “Es un instrumento único. […] Por lo que sabemos de la ciencia y la tecnología del período helenístico opinaríamos que tal instrumento no existe”. En aquel entonces, el trabajo del profesor no recibió la acogida que se merecía. Sin embargo, otros expertos siguieron sus pasos.
Fuente: La Foto Astronómica del Día – Mecanismo Antikythera –